La historia del faraón Tutankamón despertado por la poderosa luz de RA.
Tutankamón pidió la fuerza, para vencer el poder del mal encarnado en SETH.
RA miró en lo más profundo de su corazón y vió la pureza y la determinación.
Le dio alas de oro para volar al encuentro de su destino …
Después de una intensa lucha, Tutankamón ganó y encerró a SETH en las profundidades de la tierra.
Destruyó la tabla de esmeralda, que con su poder, SETH podría gobernar el mundo.
El Faraón, al final de la gran obra, se convirtió en pura luz.
Con el paso de los siglos, él quería volver a experimentar el amor y la abundancia de la tierra, que en el tiempo de SETH se le negó.
Regresó como el hijo de una reina y un sacerdote, para esto fue confiado al río Nilo y a la protección del Dios serpiente MEHEN. Pero el destino lo reconoció como una ascendencia sagrada y nuevamente subió al trono de Egipto.
Finalmente experimentó la riqueza y el amor terrenal. Pero con el tiempo, su corazón empezó añorar y escuchar la llamada de su origen solar.
Tutankamón rogó a su padre RA, traerlo a su hogar celestial. El amor de RA transformó su naturaleza humana y con las alas doradas, una vez más, se convirtió en pura luz.
La música afinada en LA- 432Hz, es de Stuart Mitchell extraída de “Seven Wondres Suite”, el título de la obra es “The Great Pyramid of Giza”, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Praga
Tutankamón pidió la fuerza, para vencer el poder del mal encarnado en SETH.
RA miró en lo más profundo de su corazón y vió la pureza y la determinación.
Le dio alas de oro para volar al encuentro de su destino …
Después de una intensa lucha, Tutankamón ganó y encerró a SETH en las profundidades de la tierra.
Destruyó la tabla de esmeralda, que con su poder, SETH podría gobernar el mundo.
El Faraón, al final de la gran obra, se convirtió en pura luz.
Con el paso de los siglos, él quería volver a experimentar el amor y la abundancia de la tierra, que en el tiempo de SETH se le negó.
Regresó como el hijo de una reina y un sacerdote, para esto fue confiado al río Nilo y a la protección del Dios serpiente MEHEN. Pero el destino lo reconoció como una ascendencia sagrada y nuevamente subió al trono de Egipto.
Finalmente experimentó la riqueza y el amor terrenal. Pero con el tiempo, su corazón empezó añorar y escuchar la llamada de su origen solar.
Tutankamón rogó a su padre RA, traerlo a su hogar celestial. El amor de RA transformó su naturaleza humana y con las alas doradas, una vez más, se convirtió en pura luz.
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